Ponencia presentada al V Encuentro de Pensamiento Crítico
"Los derechos humanos frente a la religión neoliberal del mercado"
1-3 Marzo 2017
Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Heredia
San José de Costa Rica
La crisis de la teoría neoliberal
Dr. Jorge Vergara Estévez
Facultad de Ciencias Sociales
Universidad de Chile
¿El neoliberalismo es una teoría científica de la sociedad?
Los valores centrales de la civilización están en peligro. Esto se ha visto favorecido por una disminución de la creencia en la propiedad privada y el mercado competitivo, porque sin el poder difuso e iniciativa asociados con estas instituciones, es difícil imaginar una sociedad en la que la libertad pueda ser efectivamente preservada
Mont-Pèlerin Society (1947), Declaración de principios
En América Latina el término neoliberalismo se emplea profusamente y con diversas acepciones. Algunos lo ha substantivado y lo consideran como una fuerza que posee vida propia y que está transformando las sociedades. Otros lo emplean para definir las políticas económicas que se aplican en buena parte de nuestros países, suponiendo que este adjetivo siempre puede explicarlas, aunque muchas veces estas muestran complejidades que no provienen de la influencia del pensamiento neoliberalismo. Por ejemplo, en Chile se dice que el alto nivel de corrupción de políticos y empresarios es una consecuencia del neoliberalismo. Sin embargo, Hayek habría criticado dichas conductas porque se oponen a las tradiciones morales y en muchos casos son contrarias a la competencia económica. Aquí emplearemos el término para referiremos específicamente a las concepciones del hombre, la sociedad, incluido el mercado, el derecho y la democracia de Hayek y dos de los principales teóricos de la Escuela de Mont-Pelèrin: Mises y Friedman. Esta fue fundada en 1947 y su Declaración de principios, redactada por Hayek, constituye un programa político- ideológico que es un hito importante de la elaboración de su “visión de mundo” (Dostaler). La expresión se refiere al conjunto de principios que fundan la experiencia en el amplio sentido de la palabra, sea de un autor, de una sociedad o cultura. Esta forma de discursos que contiene enunciados filosóficos y valóricos pretende responder a las principales preguntas sobre el hombre y la sociedad. Las concepciones de mundo por su amplitud exceden los límites de las ciencias sociales, no son discursos científicos aunque puede incluirlos o estar relacionado con ellos. Se asemejan, en alguna medida, a las filosofías políticas, pero no pretenden ser estructuras teóricas rigurosas La visión de mundo hayekiana se elaboró en oposición a “la gran trasformación” (Polanyi 1944) que se produjo en Europa y Estados Unidos, después de la Segunda Guerra. Esta se basó en la economía keynesiana, la economía social de mercado alemana, la teoría del derecho de Kelsen y en la Declaración de los Derechos Humanos y los pactos adjuntos- se desarrolló el estado de bienestar y del estado de derecho social. Estas transformaciones fueron vehemente rechazadas por Mises y Hayek que las consideró un “camino de servidumbre” hacia el totalitarismo (Hayek 1944).
La visión de mundo esbozada en dicha Declaración busca realizar radicalmente ”el programa político” (Mises 1927) del liberalismo del laissez faire y se construye como una crítica a toda forma de socialismo (estalinismo, nazismo, socialdemocracia, keynesianismo Doctrina Social de la Iglesia Católica, economía social de mercado y otras). Con un grave tono profético se anuncia que “los valores centrales de la civilización están en peligro”, porque estas peligrosas concepciones “a lo largo de gran parte de la superficie terrestre” han hecho desparecer o están gravemente amenazando “la dignidad humana y la libertad” Esta debe ser entendida como libertad negativa y económica, como explicó Hayek posteriormente (1960). “El grupo sostiene que estos acontecimientos han sido impulsados por el crecimiento de una visión de la historia que niega todas las normas morales absolutas, y por el crecimiento de las teorías que cuestionan la conveniencia del imperio de la ley” (The Mont Pelerin Society, s.f.) Las reformas basadas en los poderes ilimitados de los gobierno han generado “la disminución de la creencia en la propiedad privada y el mercado competitivo”, así como del sistema de contratos. La superación de la crisis consistiría, en concordancia con el diagnóstico de sus causas, en “combatir” argumentalmente dicho “movimiento ideológico”, y a la vez reafirmar los propios ideales liberales,“estimando que lo que es esencialmente un movimiento ideológico debe ser combatido con argumentos intelectuales y la reafirmación de los ideales válidos” (The Mont Pelerin Society, s.f. cit. Vergara 2015). Esto impllica recuperar el verdadero estado de derecho liberal, purgándolo de las “excrecencias“ socialistas que lo han desfigurado.
Sin embargo, pese al manifiesto carácter político ideológico de los textos de Hayek y de estos autores, el neoliberalismo en América Latina fue presentado como teoría económica neutral, como un discurso tecnocrático, opuesto al ideologismo y populismo de la izquierda. Los intereses políticos y económicos de sus partidarios fueron ocultados bajo la apariencia de la neutralidad científica. Esta interpretación fue creíble, pues en América Latina desde el siglo XIX, el positivismo y el cientifismo han difundido la idea de que el único conocimiento válido es el científico.
Esta representación sobre la teoría neoliberal proviene de Friedman que estaba convencido que sus teorías eran “economía positiva” y poseían objetividad científica. Escribió que “la economía positiva es en principio independiente de toda posición ética y juicio normativo y juicio normativo particular” (Friedman 1953, p. 43).asimismo afirmó que “la meta final de la ciencia positiva es el desarrollo de una “teoría” o “hipótesis” que genere pronósticos válidos y definitivos” (Ibíd, p. 47).
Sin embargo, el análisis de los principales textos de estos autores sobre su concepción del hombre y la sociedad, incluyendo sus descripciones del mercado, no corresponden a la “economía positiva” descritas por Friedman, sino a la “economía normativa”. Estos discursos no ofrecen teorías o hipótesis con base empírica (Popper) que pudieran contrastarse. Casi todos son ensayos que no contienen un análisis sobre the state of art, ni siquiera referencia a bibliografías actuales de los temas. Estos textos buscan suscitar el completo rechazo a ciertas concepciones que ellos consideran erróneas o peligrosas para inclinar la opinión de los lectores a aceptar las propuestas que son presentadas de modo abstracto cuando no imprecisos. Con frecuencia sus argumentaciones son deductivas a partir de ciertos principios, enunciados o “pseudos-axiomas”[1] que se suponen evidentes por sí mismos, pero que expresan convicciones de sus autores. Con frecuencia se acude al principio de autoridad , citando ciertas oraciones proviene de autores considerados como clásicos liberales. Smith, Ferguson, Tocqueville, Kant y otros. Sus concepciones no son teorías explicativas ni que permitan comprender los fenómenos. No corresponde a ninguno de los tipos de cientificidad: empírico-deductiva, comprensivista o crítico emancipatoria analizados por Habermas (1964). No constituyen por tanto teoría científicas sociales, ni tampoco de antropología y filosofía política, más bien se asemejan al discurso teológico político.
Un análisis de la concepción del hombre y la sociedad de Hayek permite concluir que estamos en presencia de un “sistema cerrado” de enunciados considerados verdaderos. Estos difieren los “sistemas abiertos”, refutables o cuestionables característicos de la ciencia y la filosofía. El concepto de sistema cerrado proviene de la teoría general de sistemas, por lo tanto, puede aplicarse a todo tipo de realidades, incluidos los enunciados: “Se aplica el término (sistema cerrado) a los sistemas completamente estructurados, donde los elementos y relaciones se combinan de una manera peculiar y rígida produciendo una salida invariable, como las máquinas” (Monografías.com, s. f.). Se puede afirmar que los conceptos del discurso neoliberal son identidades teóricas fuertes y estables. En esto reside, asimismo, su atracción para quienes buscan principios definitivos e incuestionables. Se puede comparar las concepciones de Hayek con los sistemas teóricos de enunciados abiertos de las ciencias fácticas, de acuerdo con las teorías epistemológicas contemporáneas. Dichos sistemas han sido analizados por los principales epistemólogos contemporáneos: Duhem, Popper, Kuhn, Lakatos, Feyerabend, Habermas y otros.
Su concepción del mercado
El examen de la concepción neoliberal del hombre y la sociedad muestra que se encuentra enteramente articulada desde su concepción del mercado. Esta puede ser sintetizada en doce enunciados : (a) es el principal “orden autogenerado” que se ha creado espontáneamente a través de la historia ; (b) es autorregulado como los organismos vivientes; (c) posee una tendencia inmanente al equilibrio de los factores económicos, como lo expresa en la teoría de la competencia perfecta; (d) el valor económico es subjetivo; (e) es un sistema de coordinación libre y nunca es coercitivo; (f) está basado en el conocimiento concreto (personal knowledge de M. Polanyi) de sus participantes; (g) es más sabio que cualquier individuo o grupo humano porque en sus precios sintetiza más conocimiento que el que pudiera lograr un hombre o grupo de hombres; (h) se funda en la justicia conmutativa, es lo más justo porque da a cada cual en relación a lo este aporta; (i) requiere del Estado para defender sus condiciones necesarias de reproducción: la propiedad, el sistema de contrato y el estimulo de la competencia; (j) sólo el mercado libre permite el cálculo económico; y (k) se basa en la libertad económica; (l) permite que el mayor número de personas pueda vivir, el mercado es fuente de vida; (m) excluye el reconocimiento de la mayor parte de los derechos humanos.
Hayek sostiene que la tesis de que el mercado es un sistema autorregulado porque existe una tendencia al equilibrio de los factores económicos, considera que esta es la “traducción” en lenguaje moderno de la tesis de Smith de la mano invisible de la Divina Providencia. Por tanto, Smith diría lo mismo que Hayek, lo que es controvertible.
Hayek reconoce que no se “ha conseguido verificar la tendencia al equilibrio sino que no sabe cómo podría lograrse. “La única dificultad es que estamos bastante a obscuras en: a) las condiciones en las cuales se supone la existencia de esta tendencia; b) la naturaleza del proceso por el cual se cambia el conocimiento individual” (Hayek, 1948, citado en Hinkelammert, 1970, p. 28)” (Vergara 2015).
Una vez que atribuye a dicho enunciado de la tendencia al equilibrio el carácter a priori, es decir de necesidad y universalidad, exige que la teoría económica pruebe la existencia de dicha tendencia y explique cómo funciona. “Solo a través de la tesis de que hay esta tendencia (al equilibrio), la teoría económica llega a ser algo más que un ejercicio de lógica pura y se transforma en ciencia empírica” (Hayek, 1958b, citado en Hinkelammert, 1970, p. 28).Sin embargo, la tarea de la ciencia económica no es “demostrar” enunciados que ella no ha formulado. Hayek la confunde con la teología que debe demostrar la existencia de Dios, pero esa es una creencia absoluta de la fe.
La convicción de la existencia de dicha tendencia y la dificultad de probarla genera una situación problemática, un impasse. Hayek cree que el proceso económico implica su funcionamiento, y está consciente de que si la mayoría tuviera la convicción que no la hay, exigiría una amplia intervención en el mercado para inducir cierto equilibrio y orden en este. Y esto significaría el fracaso del proyecto político neoliberal basado en la autonomía de los mercados. Siendo así, hay que buscar razones para acatar sus normas independientemente del fracaso de fundarlas científicamente. No obstante, como no se ha podido demostrar su existencia, responsabiliza a las limitaciones de la mente humana incapaz de comprender la complejidad del mercado exige renunciar a la necesidad de explicación de su funcionamiento. Hayek asume entonces una postura antirracional o fideísta: de todos modos afirma taxativamente que existe. Por tanto, estaría suponiendo la existencia de una facultad, se diría intuitiva, que es capaz de aprehender la realidad a un nivel no racionalizable. Pero, la existencia de esta sería contradictoria con la tesis de las limitaciones de la mente humana. Aquí introduce una hipótesis ad hoc. Existe una elite plenamente civilizada que comprende a nivel intuitivo las reglas abstractas que rigen la vida social, a la cual ciertamente pertenece Hayek (1976/2005, pp. 81-98). Las masas debemos confiar en su sabiduría y asumir una actitud de “auténtica veneración” y “humildad” ante este principio y otros similares. La orientación básica del individualismo verdadero consiste en la humildad frente a las instituciones y los procedimientos, a través de los cuales la humanidad ha logrado objetivos que no fueron planificados ni comprendidos por ningún individuo particular, y que en realidad son más grandes que la razón individual. (Hayek, 1948, citado en Hinkelammert, 1970, p. 28).
La mitificación del mercado realizada por Hayek y los neoliberales implica la representación utópica de que la plena instauración de este generará un orden económico, la catalaxia, en el cual no sólo se establecen relaciones de convivencia pacífica, sino se produce una armonía, complementariedad y compatibilidad entre los diversos y heterogéneos saberes, fines y necesidades particulares. “Este sistema coordinador de los comportamientos individuales facilita considerablemente la coincidencia de expectativas y la utilización tanto de conocimientos como de la pericia ajena” (Hayek 1976/ , tomo II, p. 182).[i]. Asimismo, destaca la idea de Smith que en el mercado libre, si los individuos emplean sus conocimientos y siguen su propio interés, cada uno se beneficiará del conocimiento de todos y contribuirá al bienestar de todos. “Cuando al individuo se le permite usar sus conocimientos para sus propios propósitos (Smith escribió “perseguir sus propios intereses a su modo, de acuerdo al plan liberal de la igualdad, la libertad y la justicia”) se coloca en posición de servir a los hombres y sus necesidades, de usar a los hombres y sus habilidades, que se hallan completamente fuera de sus percepción”[ii] ( Hayek 1978/, p.328).
A diferencia de los hombres de la sociedad tribal que orientaban su acción por las necesidades manifiestas de los otros, los hombres actuales se guían, o deberían hacerlo, por las señales abstractas del mercado. “La gran sociedad se hizo posible en efecto por el hecho que el individuo dirigiera sus propios esfuerzos, no hacia necesidades visibles, sino hacia lo que las señales del mercado representaban como una probable superávit de los ingresos sobre los gastos. Se demostraba que las prácticas por las que habían enriquecido a los grandes centros comerciales permitían que el individuo hiciera mucho mayor bien y sirviera a las necesidades mucho mayores que si se dejara guiar por las necesidades y capacidades observadas de sus vecinos”[iii]. Las principales señales del mercado son los precios. “Estos expresan las tasas o proporciones en que otras personas están dispuestas a intercambiar lo que ellas poseen, por lo que ellas desean. Esta idea de tasas variables de sustitución, tanto en la producción como en el consumo, se ha ido elaborando lentamente”[iv].
En síntesis, Hayek y los neoliberales han elaborado una concepción mítica del mercado, sin precedentes en la teoría social, según la cual este es el principal “orden autogenerado” que se ha creado espontáneamente a través de la historia. Es un ámbito de libertad, un sistema de coordinación libre nunca coercitivo. Es lo más sabio está basado en el conocimiento concreto (personal knowledge de M. Polanyi) y sus precios reúnen mas información que “cualquier hombre o grupo de hombres”. Es el más justo porque procede estrictamente de acuerdo a la justicia conmutativa: da a cada uno en proporción a su aporte. Es lo más poderoso, porque consigue mucho más que cualquier hombre. También es fuente de vida porque la vida de todos depende de su funcionamiento y ha permitido expandir la población.
Esta concepción del mercado es organicista, puesto que supone que este se autorregula como los organismos vivientes porque posee una tendencia al equilibrio de sus factores. Sin embargo, Hayek reconoce que no han sido comprobada ni se sabe como funciona. Sin embargo, debemos aceptarla porque su cuestionamiento favorecería el intervencionismo con las peores consecuencias para todos y porque pese a las limitaciones de nuestra mente debemos creer en la intuición de la elite que ha descubierto la concepción mítica del mercado que para ellos es plenamente real.
Hayek y los principales autores neoliberales han construido el mito del mercado tomando como modelo el mito de la caverna de La República. Todos estamos presos mirando las apariencias que se reflejan el muro creyendo que son reales. El filósofo logra librarse de las cadenas de la ilusión. Sube y descubre y contempla los verdaderos entes, los eidos, cuyas sombras son vistas por los seres humanos encadenados como si fueran la realidad. Asciende y logra contemplar la verdadera realidad del ser. Vuelve para enseñar a los hombres, pero estos se irritan porque les dice que lo que creen real es solo una apariencia. Son seres “insuficientemente civilizados” dominados por los atavismos arcaicos de la justicia social, la solidaridad, la ayuda mutua, etc. Se niegan a someterse al método mayéutica del filósofo que destruye las falsas ideas y se vuelven contra su liberador. En el caso de Hayek su naturaleza inferior les impide aceptar el dualismo de los dos mundos: el de las apariencias que nos muestran que es mercado es disarmonía y desequilibrio entre los factores del mercado: oferta/demanda; gasto/inversión, trabajo/capital, etc. No pueden escuchar la melodía del mercado, oculta bajos sus sonidos cacofónicos. Atados a las apariencias creen que los intereses de los grupos sociales son divergentes, etc. Bourdieu lo comprendió bien: el pensamiento neoliberal es un platonismo, un dualismo entre el mundo de la experiencia empírica e intersubjetiva y otro, el topos uranos, de entes trascendentales expresado en las ecuaciones de la competencia perfecta del mercado perfecto, del Mercado que rige la vida de los seres humanos, del Mercado que es la Libertad y la Vida. El Mercado Libre liberará a los seres humanos.
La concepción neoliberal está en crisis
El historiador de las ciencias naturales Thomas Kuhn elaboró una teoría compleja sobre la estructura de las revoluciones científicas que ha sido muy controvertida, especialmente por la diversidad de acepciones de la categoría de paradigma. Hay un aspecto de esa teoría especialmente interesante para el análisis del neoliberalismo. Kuhn sostiene que una teoría entra en crisis cuando se producen dos acontecimientos: la aparición de nuevos descubrimientos que cuestionan o invalidan los supuestos de dicha teoría y la aparición de anomalías, es decir de experiencias que refutan predicciones obtenidas a partir de dicha teorías y que afecta
Más aún: es una concepción en crisis por descubrimientos posteriores que cuestionan sus principios: los límites del desarrollo y la generalización de la crisis ambiental; así como la cronificación de la pobreza y el aumento de la exclusión y marginación.
de mercado político en la cual expresa es presentado como una teoría científica social. Se demostrará, en primer lugar, que es un sistema cerrado de enunciados pseudos-axiomáticos que rechaza toda posibilidad de crítica y refutabibilidad.
Las políticas neoliberales no ha producido la prosperidad para todos pronosticada por Hayek, sino lo opuesto: el aumento de la de la desigualdad y de la distribución regresiva del ingreso; aumento de propiedad de los multimillonarios que excede el crecimiento del PIB de los países (la ley de Piketti). La desregulación ambiental ha producido graves efectos colaterales de contaminación y disminución de la biomasa. La desregulación de los sistemas financieros promovida ha generado la mayor crisis de la economía mundial desde los años treinta.
Desde la filosofía política, se puede demostrar el elitismo del proyecto político neoliberal “una utopía liberal” (Hayek). Es una utopía de un sistema definitivo de gobierno de la sociedad por la oligarquía de los “triunfadores del mercado”. Su estado de derecho y todo el sistema institucional estaría regido por “el imperialismo de la economía” (Tullock).
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[1] Esta expresión fue propuesta por el filósofo chileno Jorge Millas para denominar la exclusión de la teoría de la libertad de Hayek de la concepción de libertad-poder de Dewey: “Digo pseudoaxiomática porque un axioma es legítimo en cuanto permite la formalización rigurosa en un campo de conceptos y sistemas de proposiciones para el orden estrictamente formal del discurso. En este sentido, ni los axiomas ni las deducciones necesitan ser verdaderos. Pero, cuando pretenden serlo para valer como conceptuación de la realidad, cualquier deducción incompatible con los hechos se derrumba. Se ha convertido en pseudoaxioma” (Millas, 1997).
[2] Hayek, Friedrich (1976) Derecho, legislación y libertad,
[3] Hayek, Friedrich (1978), Nuevos estudios de filosofía, política, economía e historia de las ideas, op. cit. p. 328.
[4] Ibíd.
[5] Hayek, Friedrich (1978), Temas de la hora actual, Bolsa de Buenos Aires, Buenos Aires, p. 17. En el mismo sentido, señala Butler, Eamon (1983), Hayek. His contribution to the political and economic thought of our time, University Books, New York: “The price mechanism is one of many systems which man has learnt (although inadequately) after he stumbled on in without understanding it. It made possible the use of widely dispersed knowledge, and the division of labour which contributes so greatly to raising the efficiency of the productive process, allowing everyone to specialise in whatever manufacturing activities he excels at”, p. 51.
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