Franz Hinkelammert

El momento histórico del libro: "Ideologías de desarrollo y dialéctica de la historia" [1]

Quiero presentar el libro, pero quiero hacerlo a partir del análisis del momento histórico, en el cual aparece.[2] Se trata del período, cuyo centro de atención ha sido la rebelión estudiantil del año 1968, que se transformó en una rebelión mundial. Pero se trata no solamente de esta rebelión mundial de los estudiantes. Había otra problemática que se hacía presente y es la orientación hacia una dirección diferente del socialismo en el mundo entero.  En el mismo año 1968 se hacía presente en la tal llamada "primavera de Praga" y en América Latina aparece dos años después con el socialismo chileno. Se trata de una nueva formulación del socialismo en relación con  la democracia liberal y una sustitución de la planificación central por una política sistemática de intervenciones en el mercado.

El socialismo chileno

Me gustaría empezar con la discusión de este socialismo chileno, que había surgido como ganador de las elecciones en el año 1970. En estas elecciones se hacen presentes tres fuerzas políticas. Es el bloque del Partido Conservador, la Democracia Cristiana y la Unidad Popular (UP), cuyo candidato era Allende.

Después de las elecciones, en las que la Unidad Popular obtuvo la mayoría de los votos con el candidato Allende, pero ningún candidato tuvo la mayoría de todos los votos, Tomic, el candidato de los democratacristianos, convenció a los Demócratas Cristianos para que votaran por Allende como el nuevo presidente. La constitución permitió que esto sucediera, porque dispuso que en tal caso los partidos de los candidatos podían decidir qué candidato debía ser presidente. Normalmente, por lo tanto, el candidato con más votos siempre fue votado como Presidente. Tomic tenía claro que el proyecto de Allende era compatible con los conceptos básicos de la Democracia Cristiana y era más bien una continuación y profundización del proyecto de la Democracia Cristiana. Por consiguiente, los demócratas cristianos votaron a Allende como presidente, siguiendo así la opinión de Tomic.

El proyecto en cuestión era el de una economía y una sociedad que buscaba una intervención sistemática en el mercado. Era el proyecto de una nueva sociedad, que se había establecido en Europa occidental entre los años cuarenta y setenta para enfrentar la reconstrucción de Europa y que también fue apoyado en gran medida por el gobierno de los Estados Unidos. El Presidente Carter de 1977 a 1981 todavía estaba del lado de tal proyecto.

Con un socialismo chileno basado en una intervención sistemática en el mercado, era necesaria una redefinición del capitalismo por parte de los capitalistas en los EE.UU. y también en Europa si querían seguir asegurando su legitimidad a través del antisocialismo. Habían aceptado el proyecto de paz de la posguerra de los años cuarenta a setenta, ya que era probablemente el único proyecto que les permitiría definirse ante la creciente fuerza de la Unión Soviética y ganar la Guerra Fría que ahora imponía Occidente. Era un proyecto de paz, pero se impuso como un arma de guerra en esta guerra fría. Pero resultó que esta Guerra Fría ya había sido ganada de hecho en la década de 1970, por lo que este proyecto de paz parecía superfluo e incluso podía ser considerado peligroso. La política de intervenciones sistemáticas en el mercado tuvo como resultado una nueva forma de control del capital, que era compatible con las estructuras democráticas de la sociedad occidental y, por lo tanto, el resultado de toda esta política de posguerra. El capitalismo ahora tenía que resistirse a este control democrático si quería seguir existiendo como capitalismo total. De esta manera, el proyecto de una nueva sociedad, antes promovido por el propio capitalismo, fue convertido en un peligro para el capitalismo y el capitalismo ahora tenía que afirmarse contra la democracia. ¡Capitalismo sí, democracia no!

Antes, durante la Guerra Fría, había que mostrar un capitalismo con rostro humano. Cuando se hizo evidente que habían ganado la Guerra Fría (en los años 60/70), este rostro humano fue entonces abolido. Ahora vino el capitalismo del mercado total, que bajo la bandera del neoliberalismo ha determinado la política desde Reagan.

Esto es exactamente lo que ofrecía el neoliberalismo de Hayek (y Ludwig von Mises). Aunque ya tenía una estructura bastante significativa, tenía poco eco en las sociedades burguesas. El nuevo gobierno de Allende en Chile ofreció la oportunidad de reemplazar el capitalismo reformista de posguerra por el capitalismo total. Así pues, el principal oponente ya no era el supuesto comunismo de la Unión Soviética, sino todos aquellos que seguían considerando la intervención sistemática del mercado como un elemento esencial de la política, incluida la política económica. El mercado fue declarado de parte del sistema capitalista ahora la esencia suprema de toda la vida humana y los derechos humanos fueron por lo tanto abolidos en gran parte. Esta era la forma actual de efectuar la lucha de clases total desde arriba.

A continuación resumo todo esto con la siguiente referencia teológica al mercado y su voz de parte de Hayek, el guru del neoliberalismo en aquel tiempo. Según Hayek dice el mercado:

"En su aspecto religioso, dicha interpretación queda reflejada en ese pasaje del padrenuestro que reza “hágase tu voluntad (que no la mía) así en la tierra como en el cielo”, y también en la cita evangélica: “No sois vosotros quienes me habéis elegido, sino Yo quien os eligió para que produzcáis fruto y para que este prevalezca” (San Juan, 15:26).[3]

No hay duda de que no es una teoría económica cualquiera, sino un pensamiento de redención idolátrica que abarca toda la historia del mundo. De hecho, es un pensamiento que comienza con Nietzsche y llama a la rebelión del ser humano contra la igualdad humana. Por primera vez, esta llamada se hizo fuerte en el fascismo de los años 20 a 40 del siglo pasado.

Después se hace presente en las dictaduras militares totalitarios de la Seguridad Nacional  formados especialmente por Chile, Brasil, Argentina y Uruguay. En Chile se fundó en 1973. El totalitarismo de estos sistemas se desarrolló especialmente a partir de este golpe militar chileno.

Hoy en día se está escuchando eso de nuevo y ahora como una ideología del mercado total. El fascismo era un totalitarismo de estado. Este nuevo totalitarismo, sin embargo, es un totalitarismo del mercado, que por supuesto incluye al Estado, pero no depende de él. Depende directamente de las fuerzas del mercado y se guía por ellas. Y ellas se someten el Estado.

Esto va de la mano con el amplio final del derecho internacional, que es sustituido por la imposición de sanciones, decididas especialmente por los EE.UU. y las supuestas democracias modelo de Europa. En particular, esto significa que los derechos humanos ya no se aplican. Surgen situaciones que se asemejan más a un estado de sitio. Las democracias modelo tienen ahora el derecho de abandonar a poblaciones enteras al hambre mediante sanciones. También se están creando gigantescos campos de prisioneros, porque los refugiados que ahora viven en estos campos y que a menudo no tienen ninguna salida, muchas veces viven como en los campos de concentración del antiguo totalitarismo estatal. En cualquier caso, esto se puede leer a menudo en los mismos medios de comunicación occidentales.[4]

De la nueva sociedad libre al proyecto de la sociedad neoliberal que minimiza los derechos humanos

De hecho, la política de desarrollo integral se detuvo y fue reemplazada por la política de crecimiento económico. La fecha central de este cambio es también el período del decenio de 1970, cuando no sólo se sustituyó la política de desarrollo por una política de crecimiento puro, sino que el capitalismo en general adquirió un carácter diferente. Habíamos visto que en los años comprendidos entre la década de 1940 y la de 1970 se desarrolló como un capitalismo social que quería dar a su política de la Guerra Fría un rostro humano y, por lo tanto, desarrolló el estado de bienestar de una manera completamente nueva. También es la época en que se promovió una política de desarrollo integral que corría paralela a los planes de reconstrucción en Europa después de la Segunda Guerra Mundial. El término desarrollo no era simplemente un término económico, sino que se refería al carácter de la sociedad a desarrollar e incluso a sus antecedentes culturales.

En América Latina, la política de desarrollo se discutió en particular en una rama de la ONU llamada CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe), que tiene su sede en Santiago de Chile. En el período de posguerra, un público muy amplio se agrupó en torno a esta oficina y muchas orientaciones políticas diferentes estaban presentes. En estos debates, no sólo se discutió la política de desarrollo en el sentido más amplio, sino también las ideas ahora necesarias sobre una sociedad y una economía alternativas. Al mismo tiempo, una cultura completamente nueva se estaba desarrollando. Había un número de movimientos artísticos que se hacían presentes, especialmente un rico desarrollo de la literatura y la música folklórica. Al mismo tiempo, se formaron nuevas direcciones religiosas dentro de las diversas iglesias, que luego se hicieron presentes como teología de la liberación. Esta teología de la liberación también formaba parte de esta nueva cultura, por lo que en muchos países se formaron grupos de solidaridad que tomaron el nombre de "Cristianos por el Socialismo". Cuando se considera todo esto, se comprende lo que significaba realmente el desarrollo y la política de desarrollo en ese tiempo. Todo esto, a su vez, debe verse en el contexto de la rebelión estudiantil que tuvo lugar en todo el mundo y que desarrolló una visión en gran medida nueva de lo que puede llamarse cultura de consumo. Pero en realidad se trataba de una cultura, no del consumismo como una obligación de consumo. Un autor como Marcuse es un testigo de esto.

Se puede ver entonces que la reformulación del socialismo, que tuvo lugar a través de la Unidad Popular bajo el Presidente Allende, fue realmente parte de una especie de revolución mundial y por lo tanto también produjo simultáneamente un nuevo humanismo de la praxis y por lo tanto un nuevo concepto de socialismo.

A esto se oponía ahora la exigencia de movilizar nuevamente al capitalismo, que se había vuelto completamente brutal de nuevo, contra esta posibilidad de un nuevo mundo y una nueva tierra. Esto comenzó con un viaje a América Latina del Vicepresidente de EE.UU. Rockefeller bajo el presidente Nixon en 1969, para desarrollar una contra-estrategia que pudiera salvar al capitalismo desnudo. Volvió con el lema de que la teología de la liberación de América Latina era incompatible con los intereses nacionales de los EE.UU. Por supuesto, no se trataba simplemente de esta teología. Se trataba de una acusación de todo el desarrollo cultural que había tenido lugar, incluida la nueva concepción del socialismo que se estaba haciendo presente.

El resultado fue la reorientación, que ahora vino de los EE.UU. Fue una vez más un levantamiento de la derecha contra la igualdad de todas las personas y los derechos humanos. Las dictaduras militares totalitarias de la Seguridad Nacional se estaban promoviendo, que ahora estaban principalmente en Chile, Argentina, Uruguay, Paraguay y Brasil y que estaban absolutamente del lado de la nueva dirección neoliberal de la ideología burguesa. En conjunto, estos países participaron en el Plan Cóndor organizado por el gobierno de los Estados Unidos, que comenzó en 1975/76.

El totalitarismo y el neoliberalismo eran simplemente dos caras de la misma moneda. El levantamiento contra los derechos humanos volvió después de que el primer levantamiento del totalitarismo y el fascismo se derrumbara con la Segunda Guerra Mundial, que también fue un levantamiento contra los derechos humanos y la igualdad de todos los seres humanos.

Por lo tanto, es evidente que a partir de los años ochenta no se formuló ninguna política de desarrollo. Cuando se preguntó a la Sra. Merkel, poco después de su primer nombramiento como Cancillera alemana en 2005, si no se necesitaba nuevamente una política de desarrollo para los numerosos países del mundo en desarrollo, respondió que ya no se seguiría aplicando la política de desarrollo, pero que se apoyaría a los capitales alemanes que desearan invertir en esos países. Así que volvimos al antiguo colonialismo, que era simplemente el negocio y la explotación de los países dependientes y el consiguiente racismo. En lugar de la política de desarrollo, ahora estamos haciendo una supuesta política de crecimiento económico. El crecimiento debería ser ahora el criterio, no el desarrollo en el sentido anterior.

Pero siempre debemos ser claros: había una evidente alternativa en los años 60 y 70. Estaba representado por un nuevo concepto de socialismo y una nueva idea de cultura y también de la igualdad humana. Pero fue suprimida por la persecución de parte de los centros de poder capitalistas y su lucha de clases desde arriba.

La crisis de la civilización occidental

Vivimos una evidente crisis de la civilización occidental. Comienza con el levantamiento contra la igualdad de todas los seres humanos, que es al mismo tiempo un levantamiento contra los derechos humanos. Esto se deriva del pensamiento de Nietzsche y luego se convierte primero en realidad en el fascismo, pero hoy en día en el neoliberalismo. La resistencia contra esta sublevación condujo a una nueva concepción del socialismo, que fue acompañada por la mencionada reformulación del sujeto a través de la rebelión estudiantil de 1968, que apuntaba a una nueva subjetividad en relación con todas las instituciones existentes.

Pero esta nueva imaginación del socialismo tenía otro polo, que no hay que olvidar. Aparecía con conceptos muy comparables y similares ya en la primavera del año 1968 en la Checoslovaquia y fue terminado el 21 de agosto de 1968 por la invasión de las tropas del pacto de Varsovia. Este levantamiento es conocido como la Primavera de Praga. La nueva imaginación del socialismo en Praga fue elaborada por el economista Ota Sik ya antes del levantamiento y quien intentó introducirla como ministro de economía. Ota Sik juega un rol muy parecido como lo jugó en Chile a partir de 1970 Pedro Vuskovic como ministro de economía. El mismo Allende como presidente hacia presente el nuevo socialismo con muy clara diferenciación en relación al modelo cubano. Seq trataba ahora de un camino al socialismo en conformidad a la constitución, sin violencia y paso a paso legitimado por mayorías democráticas. Entendía este socialismo como intervención sistemática en los mercados con la meta de obligar al mercado hacia un sistemático respeto hacia los derechos humanos. Michail Gorbatschow como presidente del Estado de la Unión Soviética intentó todavía en los años 1990 hasta 1991 a redefinir el socialismo soviético  en la línea de la primavera de Praga y del socialismo de la Unidad Popular chilena. Pero este intento también se ha hecho fracasar.

Se trata de los grandes intentos de realizar un socialismo democrático nuevo. En Praga fue terminado por las tropas del Pacto de Varsovia, en Latinoamérica fue terminado de parte de EEUU por la organización de dictaduras militares totalitarias de Seguridad Nacional, que procedieron de una manera extremamente asesina y que impusieron en Latinoamérica el neoliberalismo. El US-Gobierno organizó estos diferentes dictaduras militares in el Plan Condor.

Si entendemos ambas iniciativas en su unidad real, se hace evidente que aquí había efectivamente en ciernes una alternativa al sistema imperante. Pero una vez más fue destruida en gran medida por el levantamiento contra los derechos humanos y la igualdad de todos los seres humanos por parte del neoliberalismo, que en América Latina pudo apoyarse en las nuevas dictaduras militares totalitarias de la seguridad nacional.

A partir de finales de siglo -en Chile a partir de 1990- se democratizaron nuevamente las más importantes dictaduras militares, después de que los líderes de las organizaciones populares fueran asesinados en gran parte con la ayuda del mencionado Plan Cóndor.

Pero con la democratización el conflicto anterior surgió de nuevo. En las elecciones que siguieron, la población raramente aceptó las posiciones de las dictaduras militares, todas las cuales habían orientado la economía hacia el neoliberalismo. Muchos gobiernos volvieron a una política dirigida contra estas posiciones. Me gustaría mencionar aquí sólo tres, que considero muy representativas.

En Venezuela Hugo Chávez se convirtió en presidente en 1999. Habló de fundar el socialismo del siglo XXI, dejando muy claro que se refería a una reorganización como una sociedad fundada en la intervención sistemática en el mercado, como ya se había proclamado en el Chile en 1970. Chávez murió en 2013, y Maduro lo siguió como presidente hasta hoy. Pero Venezuela se convirtió ahora en el blanco de una política sistemática de sanciones económicas, que muy pronto hicieron que la exportación de su producto más importante - el petróleo - fuera en gran medida imposible. La población fue condenada al hambre por el gobierno de EE.UU. Millones de refugiados dejaron el país, el sistema de salud se arruinó. Ni siquiera hoy, ante la catástrofe del virus corona, el gobierno de los EE.UU. ha levantado estas sanciones arbitrarias y absolutamente inhumanas.

En Brasil se inventaron varias calumnias contra Lula y en su nombre Lula fue condenado a 12 años de prisión. Esto hizo posible que Bolsonaro ganara las elecciones presidenciales y que ahora es Presidente de Brasil. Esto puso fin a la política social extraordinariamente importante de Lula y a la construcción de un estado de bienestar. La destrucción del Amazonas también se intensificó en un grado extraordinario. Una vez más el neoliberalismo pudo imponerse, Lula fue al fin liberado, pero ya no puede jugar un papel político importante.

En Bolivia, el presidente de la OEA (Organización de Estados Americanos) inventó la noticia de un supuesto fraude electoral y atacó al gobierno de Evo Morales. De hecho, fue un llamado a un golpe de estado, que a su vez fue apoyado por el gobierno de los Estados Unidos. Morales pidió asilo primero en México y luego en Argentina. La OEA nunca ha presentado pruebas del supuesto fraude electoral.

Esto demuestra que hay una alternativa y que está bastante abierta. Es la respuesta a la lucha de clases desde arriba, que hoy en día domina en gran medida en el capitalismo actual. Esta respuesta a la lucha de clases desde arriba no puede ser respondida por una simple declaración de una lucha de clases desde abajo que responda a ella. Sólo puede ser una lucha por la recuperación de una democracia que hoy en día está dominada en gran medida por las grandes empresas. La democracia ha sido vendida en gran parte al capital. Pero no se puede volver a comprar; esta venta debe ser cancelada por un nuevo desarrollo de la democracia. Esto es necesario para que las intervenciones en el mercado puedan finalmente surgir como decisiones legítimas.

La alternativa para el mundo de hoy debe basarse siempre en el supuesto de que la intervención sistemática en el mercado no sólo es legítima sino absolutamente necesaria. Es tan legítima como necesaria hoy en día, incluso en el caso de una crisis climática, como lo es en el caso de la pandemia que nos amenaza hoy en día con el coronavirus. Por eso necesitamos una capacidad igualmente amplia para tener, siempre y en todas las crisis institucionales posibles, la misma flexibilidad que se ha demostrado en el caso de esta pandemia.

Se trata de una alternativa, que de hecho es obvia. Hay que volver a la política económica y también social y cultural  de las primeras décadas después de 2. Guerra Mundial, renovándola correspondientemente. Pero el neoliberalismo actual considera y persigue tal política y la llama "izquierda radical y extremista", como lo hizo también con el líder del laborismo en Inglaterra Corbyn.

Hoy se trata de disolver o al menos debilitar este centro ideológico de la actual lucha de clases desde arriba. Desarrollar la crítica correspondiente es simplemente la otra cara de desarrollar las medidas concretas que deben tomarse. Hoy en día, esto presupone el desarrollo sistemático de una teoría de fetichismo que responda a este problema y que hoy en día probablemente sólo puede ser un desarrollo más bien de la teoría de fetichismo de Marx. Pero debe acompañar todos nuestros esfuerzos para encontrar una manera de resolver nuestros muchos problemas específicos y concretos. Esta teoría reemplaza en parte lo que fue la crítica de la cultura por la rebelión estudiantil de los años 60, por lo que ahora depende menos del psicoanálisis y más de la teoría del fetichismo marxista. Pero siempre hay que tener en cuenta: Todos los proyectos específicos deben estar dentro del marco de esta concepción alternativa general de nuestra sociedad actual, para que cada proyecto específico sea posible. Por lo tanto, cada proyecto específico debe situarse en el marco de la espiritualidad de este humanismo de la praxis, para que las posibles alternativas puedan realizarse efectivamente. Hace falta hacerlo presente en toda nuestra cultura.

Dinero y mercado frente a la lucha por la liberación a partir del ser humano: la respuesta a la lucha de clases desde arriba.

Creo que cada vez es más difícil mantenerse al margen de los ataques religiosos en nombre del neoliberalusmo. Nuestra política actual se basa en un principio básico que es obviamente contrario a la tradición cristiana y especialmente al origen del cristianismo. Podemos formular este principio de la actual política del mercado como: El ser supremo para el ser humano es el mercado y el dinero.

Esto es lo que el propio neoliberalismo expresa como su objetivo. De hecho dice: El mercado  es el ser supremo para el ser humano. Pero siempre añadirá: Si el mercado es el ser supremo para el ser humano, el ser humano está mejor a través del mercado que a través de cualquier otra institución o política. Pero eso es cada vez menos sostenible con las crisis ecológicas cada vez más desastrosas  de la  naturaleza, como la crisis del clima, con la visible condena definitiva de una gran parte de la población humana por el empobrecimiento, pero también por la amenaza ulterior de pandemias siempre nuevas, que son promovidas decisivamente por la absoluta arbitrariedad en el tratamiento de los equilibrios ecológicos. Es lo que hemos expresado anteriormente como parte de la actual lucha de clases desde arriba. Pero la respuesta a esta lucha de clases desde arriba siempre tendrá que incluir: La democracia no tiene que ser conforme al mercado, sino el mercado debe ser conforme a la democracia. Debemos abrir de par en par la puerta de la democracia. Esta es una de las condiciones básicas para que alternativas sean posibles en general. No basta con saber qué hacer. También se debe hacer posible que se tomen las medidas necesarias. El neoliberalismo intenta constantemente en todas partes y todo el tiempo hacer imposible todo tipo de acción cuando su realización requiere la intervención en el mercado. Esta es su profunda irracionalidad, que debe ser confrontada constantemente.

Quiero volver ahora  a hablar del libro "Ideologías del desarrollo y dialéctica de la historia", que quiero ubicar históricamente en esta presentación. Este libro aparece primera vez en 1970 al empezar el gobierno socialista de la Unidad Popular. Pero tiene ya un antecedente de la discusión anterior sobre la misma problemática del socialismo en este momento histórico en un otro libro mío del año 1967: "Economía  y revolución." Ambos libros vienen de la participación mía en las discusiones sobre el posible socialismo en este tiempo en Chile y en las cuales participaron también muchos movimientos cristianos, que también integraron la Unidad Popular. Son los grupos, que a partir de 1971 forman en Chile  el movimiento "Cristianos por el socialismo". Yo estaba en este tiempo trabajando como profesor de la Universidad Católica de Chile, que participó en este tiempo muy intensamente en estas discusiones.

Quiero citar ahora la última página de mi libro de 1970, que de alguna manera también resume el resultado de estas discusiones:

"En cierto sentido, sin embargo, el cristianismo de liberación es una síntesis universal....

Pero por sobre todo es una síntesis universal en relación con el cristianismo conservador y su contradicción inmanente: la aceptación de la desigualdad actual en favor de una igualdad post-mortem. El cristianismo de liberación supera definitivamente este cristianismo falso, lo desenmascara como la ideología de la clase dominante y reemplaza su contradicción inmanente por el lema: alcanzar a través de la lucha por la liberación y la igualdad —en cuanto revolución permanente basada en la soberanía popular— la plenitud humana post-mortem definitiva en una nueva tierra, producto del salto cualitativo que vendrá junto con la madurez de los tiempos que es tanto conquista humana como revelación de Dios. O, diciéndolo en otras palabras, la igualdad y la liberación post-mortem no son producto del sometimiento a la desigualdad actual sino, por lo contrario, el resultado de la rebelión continua en contra de la desigualdad actual y en favor de la liberación en cada momento de la historia presente. El cristianismo de liberación adopta la perspectiva de la clase dominada en la lucha de clases en nuestra historia."[5]

Efectivamente este movimiento se entendía participando en un movimiento de revolución permanente basada en la soberanía popular y la igualdad humana y de esta manera en la opción por los pobres y despreciados. Pero a la vez se inscribe en una tradición cristiana vinculada con esta praxis: alcanzar a través de la lucha por la liberación y la igualdad ... la plenitud humana post-mortem definitiva en una nueva tierra, producto del salto cualitativo que vendrá junto con la madurez de los tiempos que es tanto conquista humana como revelación de Dios. Con eso aparece la dimensión humana post-mortem en movimientos de este tipo.[6]

Yo hago presente este proyecto de este tiempo porque me parece, que sigue vigente hoy tanto como en aquél tiempo.

Es obvio, que de esta manera aparece en estos movimientos una dimensión teológica que como tal es nueva - por lo menos en las dimensiones dadas. Pero no parte necesariamente de teólogos, sino surge de movimientos populares.

Frente a estos movimientos populares aparecen  después del golpe militar de Chile en 1973 y de la fundación de las dictaduras militares totalitarios de Seguridad Nacional ahora movimientos cercanos al neoliberalismo que estas dictaduras llevaron al poder. Ya habíamos visto lo que promovió Hayek como postura  frente a la religión. Hemos citado ya  como cita tanto el padre nuestro como del evangelio de Juan como textos, desde los cuales habla el mercado, que ahora aparece perfectamente divinizado. Pero aparecen ahora movimientos populistas de un nuevo fundamentalismo cristiano, que de hecho se identifican con la propagación del neoliberalismo y se presentan normalmente en nombre de la teología de prosperidad (prosperity theologie). Una pastora y profeta de este movimiento Ana Maldonado hace presente esta nueva fe apoyada por el propio imperio de esta manera: “A punta de dólares te meto al cielo”.[7] Suena como en el siglo XVI los cobradores del Vaticano, frente a los cuales se levantó Lutero: "Cuando el dinero suena en la caja, el alma salta al cielo" (Wenn das Geld im Kasten klingt, die Seele in den Himmel springt).

Aquí el propio neoliberalismo se dirige a algún post-mortem con el dólar en la mano.

Sin embargo, se dieron también en Alemania imaginaciones de otro mundo post mortem en el mismo período de los años 1965 hasta 1973, en el cual se formaron en Chile los grupos, que se organizaron como "Cristianos por el socialismo" y que hemos ya mencionado anteriormente. Ahora aparecieron desde uno de los centros del pensamiento crítico en Alemania, en la Escuela de Frankfurt. Los dos grandes fundadores de este centro - Adorno y Horkheimer - desarrollaron ahora pensamientos de este tipo, de mundos que son algo "totalmente otro". Horkheimer da una entrevista con el título: "El anhelo de lo totalmente otro" en la cual aparece la siguiente respuesta a la pregunta por el anhelo del infinto:

"El anhelo de justicia consumada. Ésta no puede ser realizada jamás en la historia secular, pues, aun cuando una sociedad mejor haya superado la injusticia presente, la miseria pasada no será reparada ni superado el sufrimiento en la naturaleza circundante." [8]    

Según Horkheimer, el anhelo de lo totalmente otro solamente se puede pensar como un mundo totalmente otro y fuera de nuestra "historia secular". Pero considera necesario, pensarlo, aunque sea imposible  comprobar su posibilidad efectiva. Es un mundo post mortem, que aparece aquí como parte de una teología - de hecho una teología secular - que aparece a partir del propio pensamiento crítico.

Tenemos expresiones equivalentes de parte de Adorno. En su libro "Dialéctica negativa" dice, que la justicia verdadera exigiría un mundo " en el cual el sufrimiento es superado, pero a la vez todo el pasado irrecuperable es anulado."[9]

Y añade que esta justicia absoluta desembocaría necesariamente en la "resurrección de la carne"[10]

Aquí es sobre todo interesante, que la argumentación de Adorno y Horkheimer y de los Cristianos por el socialismo en Chile siguen siendo muy diferentes y obviamente completamente independientes una con la otra, aunque coinciden en el mismo tiempo. Pero tienen en común el hecho, que sus pensamientos tienen una referencia central en el hecho de la imaginación de un mundo humano post mortem. Igualmente ambos no sostienen de que esta referencia sostiene necesariamente una realidad empírica correspondiente. Pero la argumentación mantiene su validez sin necesitar tales afirmaciones reales.

Eso nos permite una breve reflexión sobre este momento histórico, que es simbolizado por la referencia al año 1968, el año de la rebelión estudiantil mundial. Pero es a la vez el año de la Primavera de Praga. Sin embargo, se trata del momento histórico  que incluye también el socialismo chileno de 1970. Se terminó toda una concepción anterior del socialismo, que se entendía a si mismo como un cambio, cuya consecuencia iba a ser la realización del reino de la libertad concebido por Marx. Esta esperanza total, que identificaba socialismo con la realización de la justicia consumada. se había agotado. Entonces ahora pueden aparecer con una nueva legitimidad los pensamientos, que fomentaban la imaginación del mundo futuro como un lugar más allá de la muerte y, por tanto, en términos teológicos. Con eso el socialismo se transformó en una sociedad mejor, pero que sigue siendo una sociedad humana como otras anteriores, aunque superior.

[1] Hinkelammert, Franz J.: Ideologías del desarrollo y dialéctica de la historia.

Universidad Católica de Chile – Editorial PAIDOS Buenos Aires, 1970 Conferencia del 23 de octubre 2020 por invitación del doctorado de Ciencias Sociales de la UNA de Heredia, Costa Rica.

[2] Me baso en lo siguiente en una entrevista que en este año me ha hecho Martin Hoffmann, pero que hasta ahora no se ha publicado enteramente.

[3] Hayek, Friedrich A.: La fatal arrogancia. Los errores del socialismo. Unbióm Editorial, Madrid, 1990. p. 125/126

eyek Hayek durante una visita a Santiago de Chilr diceH

[4] ver Hinkelammert, Franz: Totalitarismo del Mercado. El Mercado capitalista como ser supremo. Akal. México, 2018

[5] Hinkelammert, Franz J.: Ideologías del desarrollo y dialéctica de la historia.

Universidad Católica de Chile – Editorial PAIDOS Buenos Aires, 1970 S. 306

[6] Ramminger, Michael: Eramos iglesaia... en medio del pueblo. El legado de los Cristianos por el Socialismo en Chile 1971-1973. LOM, Santiago d Chile, 2019

[7] ver https://www.youtube.com/watch?v=wyGWbdez6h8

[8] ver en Horkheimer, Max: Anhelo de Justicia. Teoría crítica y religion. Edición de Juan José Sánchez. Editorial Trotta. 2000 p.173

[9] Adorno, Theodor W. 1973. »Negative Dialektik«. In Gesammelte Schriften, Bd. VI, herausgegeben von Rolf Tiedemann, Frankfurt am Main: Suhrkamp 1973. S. 395 (Aparició la primera vez en Suhrkamp 1966)

cito según Stefan Ahrens, M.A. "Max Horkheimer und Joseph Ratzinger. Vertreter einer über sich selbst »aufgeklärten Aufklärung?" Christian-Albrechts-Universität zu Kiel, Institut für Sozialwissenschaften

[10] Adorno op.cit S. 207

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